27 marzo, 2007

300 y Termópilas ¿Qué fue la batalla de las Termópilas?

Gracias a la película 300, que acaba de ser estrenada, ha tomado mucha notoriedad la batalla de las Termópilas, de la cual no muchos saben de qué se trató. Microresumiendo podemos decir que se trató de una batalla, ocurrida en el 480 antes de Cristo, entre una coalición de ciudades griegas y el imperio persa. Pero antes de seguir con la batalla veamos un poco sobre la película y su origen.

La película, dirigida por Zack Snyder está basada en una novela gráfica de Frank Miller. La historieta fue publicada originalmente en cinco volúmenes, en 1998 y fue guionada e ilustrada por Miller. Allí se cuenta cómo 300 espartanos trataron de frenar el avance del ejército persa. Se relata desde la perspectiva de Leónidas, el rey de Esparta.

Pero la novela está a su vez inspirada en la película The 300 Spartans, de 1962, que Miller dice haber visto de pequeño.

La película 300 de Snyder, está basada más en la novela de Miller que en la realidad histórica. Sigue un tratamiento artístico que se aleja bastante de lo histórico, lo hace especialmente en la ambientación general, ya que la visualización, en especial los trajes, se ajusta a la novela de Miller, en la cual se alocan un tanto las cosas.

Así que haremos un repaso de la batalla, para que quienes la vean puedan contrastar, con los datos no muy fieles de la película.

Todo comenzó cuando el emperador persa Jerjes I lanzó un ataque sobre Grecia, con intenciones de conquistar ese grupo de ciudades estado, así se inició la segunda Guerra Médica. Atenas era la principal en ese momento y convenció al rey Leónidas I para que participara en la defensa.

El ataque persa fue muy rápido, y Jerjes estaba llegando por el norte con un ejército que según qué fuentes tomemos podía tener entre 250 mil y un millón de guerreros. Grecia no había logrado reunir fuerzas suficientes para hacerle frente, así que le pidió a Leónidas que retuviese a los persas. El lugar elegido fue las Termópilas, un valle en ubicado en el centro de Grecia. Allí hay un desfiladero que es el único paso posible para ir de Grecia del norte al sur. En la parte inferior del desfiladero se transformaba en un sendero de apenas unos 12 metros de ancho, en aquellos tiempos, actualmente el río Esperqueo lo ha ido ensanchando hasta llegar a un kilómetro y medio de ancho.

Leónidas acudió a la cita con un ejercito que obviamente no eran sólo 300 personas. Se trataba de 300 hoplitas espartanos, cada espartano tenía dos siervos, llamados ilotas, así que habría que sumar 600 soldados más. Luego había unos cuantos más: 500 de Tegea, otros 500 de Mantinea, 120 de Orcómeno y 1.000 hoplitas del resto de Arcadia.

Se cuenta que cuando le dijeron a Leónidas la terrible diferencia numérica, y el grán número de arqueros persas, se rió, le dijeron que “sus flechas cubrían el sol”, a lo que él respondió “Tanto mejor; lucharemos a la sombra”.

Cuando Jerjes llegó al desfiladero y vio cuan poquitos eran los griegos, pensó que se irían asustados. Pero luego de cuatro días, vio que nos e iban, así que envió un emisario que exigió que se rindiesen las armas para no ser aniquilados. Pero Leónidas respondió: “Ven a buscarlas tú mismo”.

Así comenzó la batalla. Las inmensas lazas griegas mantuvieron a raya los ataques persas, que murieron por miles. Así aguantaron los griegos hasta el segundo día de batalla, en que un traidor le contó al emperador persa el punto débil del desfiladero. Había un lugar por el cual podrían rodear a los persas y atacarlos por la espalda.

Los griegos se enteraron a tiempo de retirarse. Leónidas reunión consejo y allí les expuso las dos alternativas, huir y así sellar la suerte de Grecia, o permanecer y luchar hasta la muerte, pero logrando de esta manera detener el avance persa por más tiempo. Algunos se fueron, pero los 300 soldados de la guardia de Leónidas mas mil tebanos se quedaron a luchar hasta el final.

Al salir el sol del cuarto día de batalla, Leónidas le dijo a sus hombres: “Tomad un buen desayuno, puesto que hoy cenaremos en el Hades”. Lograron aguantar el ataque persa un día más, hasta que el último griego perdió la vida. Pero los persas ya habían se habían retrasado mucho, y su ejercito estaba desmoralizado.

Los atenienses lograron reunir una flota tal, durante esos días, que pudieron atacar a los persas y vencerlos estrepitosamente en la batalla de Salamina, Jerjes volvió a Persia, y dejó su ejercito al mando de generales. Que fueron vencidos en la batalla de Platea, al norte de Atenas por un ejercito griego el mando del espartano Pausanias, y los griegos quedaron así victoriosos en la segunda Guerra Médica.

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